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Plagas invisibles, enemigas del retail

Luis Morales, director de Eliminación de Plagas de Ecolab Latinoamérica Norte

En una ocasión previa, tuvimos oportunidad de hablar sobre los visitantes más incómodos, no invitados y más indeseables en una tienda minorista o un supermercado: las plagas. Un cliente que detecte una plaga (o señales de alguna) es uno menos para la tienda, quizá para una cadena completa y tal vez no solo sea la única persona que deje de visitar, pues este tipo de experiencias se suelen difundir de boca en boca y en la actualidad, las redes sociales pueden fungir como altavoz.

Lo anterior, hablando en términos de reputación, sin embargo, no podemos dejar de lado el hecho de que se compromete la salud de los consumidores y de los propios empleados, lo que a final de cuentas es lo más importante. Nadie está exento de padecer un problema de plagas; si además se trata de establecimientos que preparan, almacenan, exhiben y venden alimentos, el riesgo aumenta.

En el pasado, hablamos de plagas como ratones, ratas, cucarachas, moscas, hormigas y otros insectos que desafortunadamente son vectores de una larga lista de enfermedades y pueden perjudicar la reputación no sólo del establecimiento, sino de la marca.

¿Pero qué pasa con los otros tipos de plagas? Esas que quizá no podemos ver a simple vista, pero que igualmente pueden dañar la salud de los consumidores. Me refiero a virus, bacterias u hongos. Si bien muchos de ellos son transportados por las plagas que ya mencionamos, también pueden esparcirse a través del aire, agua, superficies e incluso en los propios alimentos.

De acuerdo con la Universidad de Arizona, 72 % de los carritos y cestas de supermercado muestran presencia de bacterias fecales y pueden albergar hasta 10 millones de bacterias. Las dos bacterias más comúnmente encontradas en estos utensilios son Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae.

Para frenarlas, se tiene que pensar holísticamente. Se trata de impedir su acceso y su proliferación a través de fauna nociva, pero antes de eso hay que evitar ambientes propicios para cualquier tipo de plaga, es decir, contar con protocolos de limpieza, higiene y desinfección que mantengan todas las áreas libres de condiciones que atraigan o permitan su subsistencia.

Citemos un ejemplo. En el caso de virus emergentes o “nuevos” como el Covid-19, las compañías no pueden conseguir la cepa del brote del virus para probar la eficacia de sus soluciones desinfectantes. Algunos países tienen políticas o declaraciones generales que tratan este tema y utilizan una jerarquía de la susceptibilidad de los virus a los desinfectantes. En general, estas políticas se basan en la capacidad de una solución para matar a un virus “más difícil de matar” y pueden requerir o no una aprobación previa para utilizar en situaciones de brote.

Existe una larga serie de plagas, pero también una cantidad similar de formas de prevenir y combatirlas efectivamente.

Colaboración exclusiva para Retailers.mx por

Luis Morales, Director de Eliminación de Plagas de Ecolab Latinoamérica Norte.

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