De acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
Entre 1990 y 2007, los hogares de estrato medio crecieron en 56 millones en 10 países latinoamericanos que concentran 80% de la población regional. Esto elevó el número total de hogares de clase media a 128 millones, lo que implica una notable ampliación del mercado consumidor.
La expansión de los estratos medios no ha sido un fenómeno exclusivo de la región sino que forma parte de una tendencia global, advierte el trabajo, que analiza los grandes cambios que se han producido en las últimas dos décadas en la clase media latinoamericana, tanto en términos de magnitud como de composición y perfiles. Los autores utilizan una definición bidimensional de clase media para explorar los cambios “objetivos” experimentados por este sector entre 1990 y 2007, la cual combina la ocupación del principal proveedor de ingreso del hogar (manual, no manual) y el ingreso familiar como una variable sustitutiva del consumo. Los cambios “subjetivos” se analizan en valores, aspiraciones e identidad de clase. En Brasil el número de hogares de estrato medio aumentó de 9 a 21 millones entre 1990 y 2007. El número de personas que viven en hogares medios aumentó de 23 millones en 1990 a 61 millones en 2007. En un lapso similar en Chile los hogares medios crecieron en cerca de 1.1 millones. En Argentina el número absoluto de hogares medios aumentó en cerca de medio millón, incremento incluso mayor al aumento del número total de personas de ese estrato (440 mil), debido a la fuerte disminución del tamaño medio de los hogares. Según plantea el estudio, la situación actual de la clase media en América Latina presenta características novedosas. Entre 1990 y antes de la crisis de 2008, crecieron tanto el número de hogares de este estrato como su ingreso promedio, a consecuencia del aumento del PIB de los países, de la disminución de la pobreza y de una leve mejoría de la distribución del ingreso.
La merma de la fecundidad y de la tasa de dependencia permitió que se acrecentara la participación laboral de las mujeres, lo cual contribuyó a elevar el ingreso familiar y las posibilidades de consumo de los estratos medios y bajos. También se aprecia el surgimiento de una industria orientada a abaratar el costo unitario de muchos bienes de consumo “simbólicos” y la ampliación del crédito con tasas de interés más reducidas al que tuvieron acceso personas de bajos ingresos. En la mayoría de los países, el sector medio-bajo concentra entre dos tercios y más de tres cuartas partes del total de los hogares del estrato medio. Asimismo, una alta proporción de los asalariados de aquel sector tienen una inserción laboral precaria, con ingresos muy reducidos y a menudo sin contrato y cobertura de seguridad social. Si bien se han incrementado las oportunidades de acceso a niveles más altos de educación, simultáneamente se ha producido una devaluación relativa de las oportunidades laborales y de ingreso para quienes logran terminar la educación secundaria. También se observa un aumento del número de integrantes del estrato bajo con mayor nivel educacional, así como de amplias capas del estrato medio-bajo con educación secundaria completa. Esto se ha traducido en una homogeneización de los ingresos entre ambos sectores, lo cual ha provocado una disociación entre el tipo de ocupación y el ingreso que se obtiene.
Resumen del artículo publicado en Revista CEPAL núm. 103, abril 2011.
Autores: Rolando Franco, Martín Hopenhayn y Arturo León.
