Opinión

Los colaboradores indiferentes y poco comprometidos

Heriberto Cruz Reséndiz,  Logistics Director en Great Place to Work®

Existen dos tipos de colaboradores que dan lo mejor de sí en las labores que desempeñan: quienes sin importar las actividades que realicen, ni el giro al que pertenezca su trabajo, ni si les gusta o no, darán lo mejor de sí. Y aquellas personas que tienen el motivo principal para dar lo mejor de sí en las tareas a cargo: aman lo que hacen.

Es una cuestión de actitud con la vida, de autoconocimiento, que indiscutiblemente tiene que ver con la formación y los referentes de la realidad que cada uno de nuestros colaboradores tiene en su día a día. Tiene que ver con el valor que implica para cada uno de nosotros generar un logro, del esfuerzo que estamos dispuestos a hacer para obtener éxito y el empoderamiento que esto nos reporta.

De acuerdo con el teórico de la administración, Peter Drucker, también tiene que ver con generar innovación por medio de orientar, dirigir y controlar los esfuerzos de un grupo de individuos para un objetivo común.

Dentro de las nuevas acepciones técnicas de dirección y gestión de organizaciones que se centran más en la persona y no sólo en los resultados, la respuesta es: ¡claro que sí! Pero, ¿nuestros colaboradores estarán dispuestos a enfrentar esta situación, en algunos casos “tan personal”, con ayuda de su jefe inmediato? ¿Cuál es el valor de la confianza que debe existir en esta relación jefe-colaborador para tocar estos temas?

Zygmunt Bauman en Los retos de la educación en la modernidad líquida, comenta que “en el mundo de la modernidad líquida, la solidez de las cosas, como ocurre con la solidez de los vínculos humanos, se interpreta como una amenaza. Cualquier juramento de lealtad, cualquier compromiso a largo plazo (y mucho más un compromiso eterno) auguran un futuro cargado de obligaciones”.

 

Trabajo sin romanticismo

En esta “nueva normalidad” parece que hay un espacio para la incertidumbre, donde todas las figuras sólidas y estables de la sociedad tiemblan, y en algunos casos se derrumban. Ejemplo de esto son las familias en las que por la convivencia diaria o por cuestiones de enfermedad, se han reconfigurado o disuelto sus vínculos, no sólo familiares sino de trabajo y sociales. Hoy vivimos un cambio constante.

¿Cómo podemos equilibrar aquello personal con lo laboral, la visión del individuo con la del equipo y la organización en un clima de incertidumbre?

Si buscamos encuestas que nos hablen del porcentaje de colaboradores a quienes les gusta ir a trabajar, de las personas que aman su trabajo, encontraremos de forma alarmante que casi ninguna sobrepasa el 50 %.

Enfrentémoslo: trabajamos y reclutamos a la gente por necesidad. Esto nos lleva a darle cabida a nuevos colaboradores que probablemente no encajen en la cultura en nuestra organización.

Reflexionemos:

  • Trabajamos por necesidad (aunque no todos).
  • Probablemente en algo que nos “disgusta” o no es de nuestro agrado.
  • Vivimos rodeados de un clima de incertidumbre, en el que generar vínculos duraderos nos da el pesar de la obligación (¿o el pesar de la lealtad?).
  • Lo más importante: en algunos casos, nuestros colaboradores no saben cuál es su pasión, qué los mueve, qué hacer con su vida.

 

Inspirar, capacitar

Siguiendo con la reflexión: aquellos colaboradores que siempre dan lo mejor de sí mismos lo hacen porque les ha sido fomentado este hábito, esta conducta, esta actitud que se ve reforzada por el concepto de su ética personal y social —sea que amen o no lo que hacen—. Voltea a tu alrededor, ¿cómo son aquellos colaboradores que están acostumbrados a dar lo mejor de sí? ¿Los reconoces?

Lo que nos hace falta para dar lo mejor de nosotros mismos es educación; que en el caso de la organización se transforma en capacitación, coaching o mentoring. Recordemos que una organización crece de manera proporcional al crecimiento de sus colaboradores.

En la actualidad se vuelve esencial que ellos, los colaboradores, asuman sus responsabilidades, que estén dispuestos a dar lo mejor de sí, no por el miedo a ser despedidos y justificar su empleo, sino por el gusto de trabajar y ser parte de algo más grande.

Al final, preguntémonos, ¿nosotros como organización también damos lo mejor de nosotros para con ellos? Recordemos que esta actitud es recíproca, y es parte fundamental de la confianza.

¿Quién es Heriberto Cruz Reséndiz?

Es licenciado en Administración, periodista técnico y con un Diplomado de Periodismo y Literatura. Ha trabajado para Contexto Didáctico, Iusacell, El Gobierno del Distrito Federal (hoy CDMX) y estaciones de radio.

Editorial

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