Consumo y finanzas sostenibles: la vanguardia en las empresas
Guillermo Pérez Tinoco, gerente de Relación con Inversionistas de Grupo Herdez.
En los últimos años, las empresas se han convencido de incorporar proyectos que contribuyan al bienestar del planeta y la sostenibilidad, pero, además, estas acciones suponen una oportunidad para incrementar la rentabilidad y generar nuevas oportunidades de negocio.
Por ejemplo, la emisión de certificados bursátiles, que son instrumentos que ayudan a las empresas a financiarse a precios muy competitivos, hoy se le puede incorporar un compromiso de sostenibilidad. A estos instrumentos se les conoce como bonos vinculados a la sostenibilidad (SLB, por sus siglas en inglés). Lo que buscan estos instrumentos es que las compañías liguen sus objetivos de negocio a indicadores que aporten al cuidado del planeta y las personas.
Recientemente, algunas empresas han emitido este tipo de bonos como una manera de accionar y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), afianzando su compromiso con la Agenda 2030 y la sostenibilidad. En este sentido, la Bolsa Mexicana de Valores acaba de anunciar que estos instrumentos acumularon poco más de 100 mil millones de pesos en los últimos seis años.
Para los diferentes grupos de interés de las compañías estos hechos no pasan desapercibidos, en especial para los inversionistas y los consumidores. De acuerdo con Think with Google, los consumidores no buscan que las marcas sean perfectas de un día para otro; sin embargo, sí les interesa saber lo que están haciendo para mejorar en términos de sostenibilidad. Es decir que, al momento de comprar, el consumidor investiga más para saber si las marcas, y las empresas que las respaldan, están involucradas en el cuidado del planeta.
Según un informe de Consumer Trends 2022, de la consultora Samy Alliance, 62% de los entrevistados de la Generación Z tienen un mayor interés en comprar productos sostenibles y se interesan más por saber de dónde proviene lo que adquieren. De esta forma, se vuelve aún más relevante establecer y comunicar los compromisos de las empresas con la sostenibilidad, al mismo tiempo que se accionan en su cadena de valor.
Desde el punto de vista del inversionista, se percibe una relación positiva entre la sostenibilidad y la rentabilidad financiera, ya que, en el largo plazo, esto impacta no solo en las ventas sino también en las utilidades de la empresa.
Además, implica la incorporación de criterios de inversión medioambientales y sociales que redunden en la prevención de riesgos sobre la operación por temas de cambio climático o incluso de gobierno corporativo o de impacto comunitario que pudieran tener una repercusión negativa en la operación de las compañías en el futuro.
Recientemente, Grupo Herdez emitió su primer bono vinculado a la sostenibilidad —marcando tendencia en la industria alimentaria, al ser la primera en el rubro que lo hizo—, y con un gran interés por parte de los inversionistas.
El bono del Grupo está ligado a un Indicador Clave de Desempeño (KPI) medioambiental, consumo de agua por tonelada producida. La meta es reducir en un 25.0% el consumo de agua por tonelada producida para 2030 contra el año base 2018, lo que equivale a conseguir un consumo de 1.98 m3/ton producida para el 2030.
Para lograr esta meta, diferentes áreas de la compañía deben alinearse y así lograr un objetivo en común. Este es el primero de varios pasos que la compañía quiere lograr para hacer que las finanzas soporten el desarrollo sostenible y así mantenerse en el top of mind de consumidores e inversionistas.
Nuestro mensaje es claro: estamos cada vez más enfocados y comprometidos en dar pasos firmes en la sostenibilidad, partiendo desde la médula de la empresa. Es decir, nuestras finanzas deben ser catalizador de nuestro crecimiento y así contar con la confianza de los consumidores que nos han convertido en líderes en nuestra industria.
