¿Por qué las empresas que exportan deben considerar el factoraje como una alternativa?
Paulina Aguilar, cofundadora y directora de Mundi en México.
En un momento en el que las principales consultoras y calificadoras de riesgo ven posibilidades de una recesión económica en los próximos meses en Estados Unidos, que también impactaría en la economía mexicana y de América Latina, disminuir el riesgo y mantener buenos niveles de capital dentro de las empresas se convierten en dos factores fundamentales.
Definido como una alternativa que brinda la posibilidad de disponer del dinero de las cuentas por cobrar de manera anticipada, el factoraje internacional se sigue consolidando como una de las mejores opciones para que las compañías que exportan garanticen su flujo de caja, sin que los deudores influyan en este proceso.
Ya sea factoraje con recurso o sin recurso, dependiendo de los riesgos dispuestos a asumir por cada empresa, el capital que se logra de manera inmediata mientras la entidad financiera o el banco se encargan de gestionar los cobros posteriores, juega un papel protagónico a la hora de asegurar la sostenibilidad económica de las empresas a mediano plazo.
¿Por qué? Simplemente porque aún cuando se trata de un producto de financiamiento a corto plazo, este no afecta la calidad crediticia ni la deuda de la empresa, y por el contrario, que un exportador reciba de manera anticipada el dinero de una cuenta por cobrar que normalmente le llegaría en 90 días o más, le permitirá mantener la calidad en sus procesos de producción y mejorar su competitividad en el mercado, pues podrá ofrecer sus servicios a muchos más clientes, cumpliendo con el cronograma de entregas.
Una de las razones principales por las que una empresa, que tiene el comercio internacional como su principal foco de negocio, debería acoger el factoraje como una buena práctica empresarial porque este mecanismo apoya su crecimiento económico al convertir las ventas a crédito en ventas de contado, pues se puede recibir hasta el 90% de la factura de forma anticipada, es decir, se obtiene liquidez financiera inmediata.
Incluso, con el fin de disminuir aún más los riesgos de una factura por cobrar en meses futuros, y existiendo la posibilidad de un impago por parte del cliente, es el factoraje sin recurso la opción que permite a las empresas dar por descontado este riesgo y trasladarlo por completo a la entidad financiera o banco (factor), aumentando las posibilidades de vender mayores volúmenes a clientes en el exterior.
Pero no se trata solo de disminuir el riesgo. En la actualidad, las empresas que exportan bienes y servicios deben
- tener la capacidad de contar con capital que puede ir destinado a sus operaciones,
- una mayor producción de sus productos, o
- incluso invertir en capital humano.
Hacer uso del factoraje brinda a las compañías esta posibilidad, pues al no tratarse de un crédito o un préstamo, pues se basa en una venta que ya se realizó, el dinero adelantado por la entidad financiera es de libre inversión, dotando a las empresas de altas posibilidades de seguir creciendo y expandiendo su mercado mientras el cliente cumple el plazo de pago pactado inicialmente.
Por último, un uso adecuado del factoring y la destinación correcta de este capital anticipado le permitirá a las empresas exportadoras mejorar su reputación y seguir construyendo una cartera de clientes sólida.
Esto sin perder de vista que la adopción del factoraje por cuenta de las empresas exportadoras ayuda a seguir desarrollando y posicionando el mercado mexicano como uno de los mejores en comercio internacional, al tiempo que fomenta la industria nacional.