Las empresas han demostrado resiliencia ¿qué sigue?
De acuerdo con Cristina Raunich, CMO de Terapify, las compañías están ante un periodo de adaptación y un momento crucial para tomar medidas en materia de salud mental.
Este mes de marzo se cumplieron dos años desde que la economía paró por completo a raíz del alza en los casos de Covid-19. En ese momento, toda la industria, el país y el mundo se enfrentaron a un escenario que nadie tenía previsto. Ante la emergencia, quedó de manifiesto la resiliencia tanto de los trabajadores como del sector privado, que hizo todo por adaptarse y mantener su funcionamiento en medio de una de las crisis más difíciles de la historia reciente.
Echando mano de la tecnología y los recursos existentes, se implementaron cambios sobre la marcha para seguir adelante.
¿Qué sucedió durante la “nueva normalidad”? Aunque algunos sectores y actividades esenciales lograron seguir abiertos, estos también tuvieron que adaptar a sus procesos nuevas normas y esquemas que incluyen la seguridad sanitaria de sus equipos de trabajo, reducir el número de personas por turno y adaptarse al trabajo remoto tanto como fuera posible.
Dos años después, sí hay un reconocimiento claro a la industria que logró mantenerse de pie y responder a la emergencia. Pero ¿qué sigue?
Hoy muchas empresas se plantean el regreso a la presencialidad, otras han decidido mantener a una buena parte de sus colaboradores trabajando de forma indefinida desde casa. Otros más comienzan a implementar un modelo híbrido con sus equipos de trabajo. Se trata de un nuevo periodo de adaptación y un momento crucial para tomar medidas importantes en materia de salud mental.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud mental es un componente integral y esencial de la salud” que “es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
En lugar de regresar a donde estábamos antes, tenemos de frente la oportunidad de aprender y crecer nuevamente, esta vez, con los muchos recursos que hemos incorporado a nuestra cotidianidad, como la digitalización de los procesos, la presencia remota y el aprendizaje en línea, aplicándolos a las necesidades que surgen con la reactivación económica y la flexibilización de las medidas de contingencia sanitaria.
La misma OMS informó recientemente sobre el impacto emocional que tuvo este periodo de confinamiento, elevando en un 25% a nivel global los niveles de depresión y ansiedad en las personas.
Este tipo de emociones están presentes en todos los que nos rodean, más aún en el trabajo, en donde se suma el factor del estrés laboral y el burnout, una sensación de fatiga extrema que puede tener como consecuencia el ausentismo, la desmotivación o la baja en la productividad personal.
Contar con las herramientas para abordar este reto será fundamental para aprovechar realmente las oportunidades que abrió el cambio en los hábitos laborales y de consumo. Es importante contar con un acompañamiento profesional y empático, un aliado estratégico para que todos los trabajadores retomen los desafíos del presente y el futuro con motivación, nuevos enfoques y un mejor desempeño, priorizando su salud y bienestar.