¿COMEMOS IGUAL QUE EN EL PASADO?
En estos tiempos de cambios, la tendencia conducen a una alimentación más consciente y cercana, más igualitaria y fresca
Instituciones investigadoras estadunidenses, las denominadas «think tank», especializadas en alimentación y mercados han concluido qué deparará a la alimentación la década que conduce al año 2020.
Según los especialistas, regresa la práctica casera de conservar alimentos, el varón se afianza en la cocina, las cestas de la compra se llenarán a diario y con productos locales, el consumidor exigirá información nutricional, será más osado en nuevos sabores, se ayudará de las nuevas tecnologías para comer en casa y para hacerlo fuera de casa, y valorará los pequeños detalles tanto en la elección de los alimentos como en la preparación y el servicio de los mismos.
Vuelven las latas y conservas caseras
La seguridad alimentaria, el regreso del valor de lo casero y auténtico y un mayor conocimiento y control de los productos motivan que costumbres que parecían perdidas y se rechazaron por añejas se reintroduzcan en los modos del siglo XXI. Conservar alimentos de manera casera se afianza como una práctica aplaudida e imitada. Para hacerlo bien, se deben conocer las claves de las conservas, la técnica del baño María, la elección de las tapas y cumplir unas indicaciones generales para evitar cualquier riesgo de toxiinfección alimentaria.
El varón se pone el delantal
La alimentación familiar ya no es en exclusiva responsabilidad femenina, al menos así lo sugieren las nuevas tendencias. Si bien el varón ocupó el espacio del cocinero profesional que abandonó la mujer en el siglo anterior, en este entra con fuerza en las preparaciones alimentarias domésticas. Las cocineras rechazaron el oficio porque, según describió el director y guionista de cine Joaquín Oristrell en Dieta Mediterránea, «necesitaban huir de la cocina para reivindicar su espacio en la sociedad». Ahora el hombre entra en las cocinas familiares porque en ellas también encuentra su espacio social. Las familias del siglo XXI son tan diversas, que los roles y las funciones domésticas no se discriminan por género.
Lo local y lo auténtico cobra valor
El término local alcanza en su concepción un grado más allá que la mera definición geográfica. Incluye independencia, autenticidad y equilibrio. Por eso, esta década acaparará a las personas emprendedoras y premiará productos sencillos, sin estridencias. Esta tendencia está en consonancia con la corriente Slow food, pero no se reduce a ella. El término «local» alude a Bio, incluye la ganadería y agricultura biológica y, con ellas, los alimentos ecológicos.
La información nutricional y energética es básica
Las campañas contra la obesidad infantil y la adulta, las alertas por las consecuencias mortales de una mala alimentación y la necesidad de dietas sanas y equilibradas han evidenciado que el consumidor necesita información sobre el valor energético y nutricional, que le permita evitar cometer errores y le ayude a contar calorías con facilidad. En los próximos años, van a proliferar los restaurantes saludables, dirigidos por cocineros-dietistas o formados para «difundir la alimentación saludable», tal y como apunta Joxe Maria Aizega, director de la Fundación Basque Culinary Center (BCulinary), que cuenta con una Facultad de Ciencias Gastronómicas y un Centro de Investigación e Innovación en Alimentación y Gastronomía.
La alimentación: muy interesante para las nuevas tecnologías
Dónde comer, dónde comprar alimentos, dónde encontrar los mejores mercados. Descubrir lo último en cocina exótica o el local que sirve una dieta libre de grasas trans y cocina recetas sin gluten. Ya es posible obtener esta información a la carta en el móvil de manera inmediata y será más sencillo aún. Los próximos años proliferarán las aplicaciones especializadas que responderán a demandas muy concretas sobre tipo de productos y su origen, dónde comprar los ingredientes para las recetas que se seleccionan, un cálculo inmediato de calorías del plato que se cocina, etc. La búsqueda de recetas y el asesoramiento de menús en los soportes digitales es un hecho, pero este hábito se ampliará a todo lo relativo a la alimentación.
Los detalles marcarán la diferencia
En coherencia con la demanda de información del consumidor y con las herramientas que permiten la inmediatez y la atención a demanda, el acercamiento al cliente marcará la diferencia. La mentalidad corporativa será una suma de detalles. Se escucha la voz del consumidor y se atiende a su solicitud, ya que es una reclamación fundamentada que ayuda a mejorar a quien la atiende.
La compra fresca se hará a diario
El regreso a lo auténtico y a pautar el tiempo en beneficio propio ha conducido a la crisis de las prisas y a los logros mayúsculos, como valorar la alimentación como eje de la salud. Esto se traduce en la alimentación como un redescubrimiento de viejos oficios y viejas costumbres. Comprar la carne fresca al carnicero del barrio, el pan auténtico elaborado con levadura madre y charlar con el hortelano mientras se adquieren las verduras conformará la imagen idílica. Vuelve el tiempo de los alimentos de temporada.
La alimentación, una asignatura escolar
Impartidas por cocineros de renombre y expertos en nutrición, la asignatura de alimentación y cocina comienza a encontrar su hueco en los planes de estudio. Por el momento, la alimentación es una disciplina transversal y se multiplican iniciativas como los huertos escolares y las aulas de padres.
La búsqueda y aceptación de lo nuevo
La legislación específica, el compromiso de la industria, las instituciones expertas y el aumento de investigaciones y conocimiento empírico han logrado un nivel de seguridad alimentaria loable. Mejorará, pero sin duda hoy protege al consumidor. Desde la confianza en el mercado, el consumidor será atrevido y estará abierto a alimentos novedosos y exóticos, a cocinas alternativas como la de ensamblaje o lejanas, como la japonesa.
La década actual confirmará lo apuntado a comienzos del siglo XXI: el consumidor determinará el mercado, un consumidor cada día más formado y con un criterio más riguroso.