El estrés laboral en México y recomendaciones para revertirlo
Angel Hernández Murillo, creador de contenidos en Great Place to Work® México
El estudio Estrés Laboral en México, realizado en septiembre pasado por la Asociación de Internet MX y OCCMundial, arrojó que la pandemia propició que nuestro país tuviera el mayor nivel de estrés laboral en el mundo. Según los resultados, 60% de quienes trabajan lo padecen debido a horarios insensatos, el entorno laboral y el teletrabajo…
Para este análisis se encuestó a un promedio de 11 mil personas. Reveló que la mitad de las organizaciones no cuenta con medidas para reducir el estrés laboral por pandemia. Este trastorno se incrementó:
- «principalmente por temor a perder el empleo, en el
- 42% a contagiarse al acudir a la oficina, el
- 34% por la necesidad de obtener ingresos extra, el
- 33% a causa de las mayores exigencias de desempeño, y
- 30% porque no se respetan las horas de trabajo».
El portal del IMSS informa que un 75% de los mexicanos padece fatiga por estrés laboral: saturación física y/o mental con consecuencias para la salud, pero también para su entorno más próximo ya que mueve a un desequilibrio entre lo laboral y lo personal.
Las mujeres y los platos rotos
Una encuesta realizada por Deloitte a 5,000 trabajadoras en 10 países, informó que «durante la pandemia, las mujeres han asumido más responsabilidades en el hogar y en el trabajo sin recibir el apoyo de sus empleadores». El 80% de las encuestadas dijeron que su carga de trabajo aumentó como resultado de la emergencia sanitaria. El 66% reportan tener más pendientes en el hogar; más de la mitad de las que tienen hijos dicen tener la mayor responsabilidad con el cuidado de los niños. En los hombres el panorama es semejante, aunque no equiparable.
Mujeres y hombres han tocado ya el burnout o «Síndrome del trabajador quemado», un estado de agotamiento mental, emocional y físico producto de exigencias, estrés crónico o insatisfacción laboral. Hasta hace poco, el burnout no era visto como una enfermedad, pero justo el 1 de enero de este 2022, la OMS decretó la entrada en vigor para que en adelante sea tratado como tal.
La era de la flexibilidad
Para revertir la situación –sumada la asistencia profesional debida–, toca a las organizaciones implementar prácticas para que su gente permanezca entusiasta y emocionalmente sana. En lo individual, el colaborador tiene la responsabilidad de reconocer cuando no está bien y actuar para contrarrestar aquellas sensaciones que lo estén alejando de quien era habitualmente.
Necesita del apoyo de su líder, equipo y organización, y de la autogestión. De aprender a ser flexible por sí mismo para saber bien, y en el escenario del trabajo, cuándo puede y tiene la capacidad de seguir y cuándo debe de parar.
Los mejores lugares para trabajar impulsan distintas prácticas en relación al tema.
La organización:
- Establece horarios precisos de trabajo, sea presencial, remoto o híbrido.
- Facilita servicios clínicos y psicológicos para quien los requiera.
- Los líderes mantienen abiertos sus canales de comunicación, a excepción de los días de descanso.
- Facilita permisos para trámites personales de importancia, como el ir a vacunarse.
- Comunica toda información de interés para el colaborador, como el estado financiero en que se encuentra, cambios de organigrama o nuevos proyectos.
El colaborador:
- Con apoyo de su líder, aprende a autogestionar sus tareas y jerarquizar prioridades.
- Participa en grupos de recreación de la misma organización donde se habla de todo, menos de trabajo.
- Eficientiza su tiempo para organizar mejor sus horarios de comida, esparcimiento y convivencia o capacitación.
- Refuerza sus aficiones personales (música, lectura, baile) para que no sea el trabajo el factor que abarque el mayor porcentaje de su día y vida.
- Aprende a comunicar cómo se siente, a su líder, sus compañeros, amistades y familiares.
- Se alimenta bien, ejercita y abre espacios para despegar su mente del trabajo.