Una vitrina industrial en un centro de distribución
La remodelación de la nave industrial de Gifan Internacional, empresa especializada en distribución para el canal retail, no sólo mejoró las condiciones laborales, sino que la convirtió en punto de reunión entre administradores y operadores
Por: Verónica Hernández, Fotorafía: cortesía de Taller Paralelo
Gifan Internacional, importador de marcas prémium de alimentos, vinos e insumos para el hogar, instaló, en 2013, su centro de distribución en un parque industrial ubicado en Tultitlán, Estado de México. Se trata de una nave de 9 mil 500 metros cuadrados, cuya superficie dedicada a los espacios administrativos de la empresa, en poco tiempo, fue rebasada.
El crecimiento de esta compañía fue exponencial y en el transcurrir de algunos años los directivos se vieron en la necesidad de ampliar las oficinas corporativas en los mismos metros cuadrados establecidos: 400. ¿Cómo lograrlo?
La construcción sucedió paulatinamente en las primeras cuatro etapas, llegando a la quinta se construyó una “vitrina” de dos niveles, tipo escaparate, con un concepto industrial. Ahí se instalaron las oficinas corporativas y comerciales de Gifan Internacional, que distribuye productos a las principales cadenas de autoservicio en México: Soriana, Chedraui, La Comer, y a clubes de precio como Costco.
Taller Paralelo en acción
La ampliación de estas oficinas corporativas estuvo a cargo de Taller Paralelo, un despacho mexicano comandado por los arquitectos César F. Flores y Mikel Merodio, quienes iniciaban sus operaciones en aquel entonces.
“El cliente tenía muy claras las ideas en las primeras etapas, ya que consideró cierta cantidad de estaciones operativas, salas de juntas, etcétera. Sin embargo, lo instamos a pensar a mediano y largo plazo por el crecimiento que ya presentaba”, rememora César Flores.
Por su parte, Mikel Merodio, el segundo socio, enfatiza que “todas las oficinas se encontraban al interior, se ubicaban entre muros cerrados y no se relacionaban con el centro de distribución como tal”.
Entonces, la solución fue construir hacia arriba: “Todo un reto, porque tuvimos que trabajar sin que se detuviera la operación de las oficinas en la planta baja. Se trató de edificar una estructura nueva, complementaria y que fuera un contraste de 360 grados; además de generar interacción entre el personal, por eso surgió este gran ventanal. Ahora ya hay vinculación y es un punto de encuentro”, relata Merodio.
De esta forma, las oficinas del centro de distribución de Gifan Internacional están ubicadas en una gran vitrina abierta a la bodega, a cuatro metros sobre el nivel de desplante, con 400 metros cuadrados de superficie, donde es posible observar la operación del día a día.
Nuevas culturas de trabajo
“En el tema de la construcción e interiorismo de oficinas, muy poca gente conoce que hay muchísima investigación para eficientar los espacios de trabajo, y hacerlos más amigables”, informa a Retailers Magazine, Mikel Merodio. “Ya no habrá más estaciones de trabajo como estaban concebidas hace años, ahora es necesario tener lugares recreativos y de convivencia, salas de juntas formales e informales”.
Se trata, argumenta César F. Flores, de impulsar las nuevas culturas de trabajo. Hoy en día, las formas de hacer oficinas han cambiado muchísimo, a partir de estudios y de la experiencia. “Nos hemos dado cuenta, en el mundo del interiorismo corporativo, que se tienen que estudiar muy bien las necesidades de la empresa y, a partir de eso, generar nuevos espacios, los cuales al principio pueden ser muy diferentes a lo habitual, pero dan mejores resultados a nivel interno, empresarial. Las nuevas dinámicas de trabajo siempre son para una mejora de la empresa”.
Los socios fundadores de Taller Paralelo señalan que el cliente siempre se involucró, pero para la quinta etapa les dio la hoja en blanco: “hagan lo que quieran, sólo necesitamos más metros cuadrados y que esto se vuelva un punto de partida para darle a la empresa y a su gente una nueva imagen y mensaje”. Así surgieron estas oficinas con una cristalera, un aparador interior y exterior para que la gente colaborara y que, en este hub, todo mundo se interrelacione.
Obstáculos superados
Para la construcción de esta impresionante “vitrina” de oficinas, Mikel Merodio explica que “en el centro de distribución ya se tienen espacios predeterminados de oficinas, no son flexibles, ni contemplan un crecimiento. Y se ven limitadas las cuestiones de instalaciones hidráulicas, sanitarias y de carga eléctrica necesaria para tanta gente, etcétera”.
En ese sentido, enfatiza que “los parques industriales se olvidan de que de su propia estructura se podría sacar una subestructura y ya dejarla habilitada para hacer este tipo de tapancos o de espacios de oficinas”.
Sin embargo, César F. Flores se enorgullece de haber logrado edificar este proyecto. “Son problemas, pero la planeación es básica”, agrega.
Siempre la sostenibilidad
Respecto al tema de la sostenibilidad, los jóvenes arquitectos indican que “fue una cuestión difícil, porque las instalaciones de la nave industrial ya estaban construidas. No hay mucho que podamos hacer en cuestión de captación de agua pluvial, paneles solares, etcétera”. Sin embargo, puntualizan que su contribución “fue optimizar al máximo la energía que se utiliza y la iluminación led, para contar con la cantidad necesaria de flujo lumínico y lograr una zona de confort”.
En tanto, los acabados interiores de los muros de madera son de material reciclado, elaborados con los pallets que sobran del centro de distribución. Otro elemento de madera reciclada es la mesa de la sala de juntas de consejo, hecha con carretes de cable de Condumex, que les regaló una empresa aledaña, a los que se les agregaron dos vidrios templados para convertirlos en una mesa.
“Se vuelve un tema de servicio, y si al cliente le damos opciones de economizar y siempre llevando adelante el tema creativo y sustentable, lo agradece y nos busca para darnos más trabajo y también nos recomienda”, afirma César F. Flores.
Espacios colaborativos
Ahora, las oficinas de Gifan Internacional están conformadas por veinte espacios colaborativos y salas de juntas formales e informales, un espacio privado u oficina flex que cualquiera puede utilizar, estación de café, con mesa de ping-pong y sillas apilables; además del mezanine. En los dos niveles hay baños.
“Nos basamos 100 por ciento en la investigación, que en parte implicó también escuchar al cliente. El fin en común fue generar un punto de encuentro para que todo mundo esté conectado”, concluyen los arquitectos Flores y Merodio.