México y Baviera: comercio basado en valores
En su primera visita oficial a la república mexicana, Roland Weigert, secretario de Estado para Economía, Desarrollo Regional y Energía de Baviera (estado de la República Federal de Alemania) conversa con Retailers Magazine acerca de las oportunidades que hay para sectores como la administración del agua en nuestro país
Por Darinel Becerra, Fotografía: Retailers Magazine
El estado alemán de Baviera cuenta con dos reconocimientos internacionales: el primero, ser la región con el agua potable más limpia del mundo, el segundo es registrar los índices más bajos de fugas de agua en la red. Por ello, las misiones comerciales de esta región germana son de suma importancia para países como México, donde más del 50 por ciento del líquido vital se desperdicia en el tránsito que hace desde el origen hasta el consumidor final.
La actual relación comercial entre Baviera y México reporta un intercambio de 3 mil 300 millones de euros anuales, cifra que se ha triplicado desde 2010.
En este contexto, el siete de junio pasado tuvo lugar en la Ciudad de México el Encuentro Empresarial México-Baviera, enfocado en dos temáticas que se abordaron en el foro “Retos y soluciones en el uso y manejo eficiente del agua”, así como en el taller “Soluciones y tecnologías innovadoras para la industria frente a los retos de la globalización y la digitalización”.
Sobre lo primero platicamos con el ministro Roland Weigert, quien comparte con nosotros sus impresiones en torno al tema del agua y su inseparable relación con la industria del país, con especial atención a la problemática de México.
En este momento, México enfrenta, junto con Latinoamérica, situaciones políticas y comerciales muy específicas que han sido todo un reto, pero también Baviera se enfrenta a algo muy similar en la Unión Europea con el tema del Brexit
Retailers Magazine (RM): ¿Cómo logró el estado de Baviera ser líder mundial en agua limpia?
Roland Weigert (RW): Hasta hace 60 años, justo después de la Segunda Guerra Mundial, Baviera fue principalmente un estado agropecuario y agrario. Durante la época de la reconstrucción se gestó una iniciativa para crear un estado altamente industrial con innovaciones tecnológicas y grandes áreas de producción, precisamente para lograr la industrialización. En el periodo de transformación nos enfrentamos a muchos problemas que se presentan comúnmente en estos contextos, como el de los desperdicios sólidos y las aguas industriales.
Uno de los temas principales a resolver en el estado de Baviera fue el de obtener el agua necesaria para la industria, pero no solamente nos ocupamos de la obtención, sino también de qué se iba a hacer después con todos los desperdicios y aguas negras. Entonces, desarrollamos tecnologías ambientales que abarcan la obtención y tratamiento de aguas.
Este desarrollo se ha logrado no sólo gracias a una cooperación científica, sino a que tenemos a nuestra disposición los medios y financiamientos públicos para invertir en redes de distribución de agua.
El desarrollo comercial de una sociedad sólo puede existir si también se impulsa la gestión de este recurso. Nosotros nos dimos cuenta de esto de manera empírica cuando se dio la reunificación de las dos Alemanias; la Oriental no contaba con estos avances ni con una sociedad comercial tan desarrollada, por ende, no había infraestructura de agua.
RM: ¿Cuál es la infraestructura que sostiene a estos proyectos de innovación y desarrollo?
RW: Una de las bases más importantes para las competencias y para lo que tiene que ver con cuestiones ambientales, es precisamente nuestra política de clústeres. Con ellos hemos unificado las competencias principales de las diferentes áreas en Baviera entre el sector público y empresarial. En esta política, que se aplica en áreas como la automotriz, tecnologías, médica y muchas otras, también está presente lo ambiental. Contamos con 2 mil empresas, aproximadamente, que si bien están dispersas físicamente gracias a las políticas de clústeres, interactúan y formar una red en la que hay 300 compañías realmente comprometidas con el medioambiente y el agua. El modelo de clúster puede ser una buena oportunidad para solucionar este tipo de problemáticas en México.
RM: ¿Qué problemas ven en el sistema de aguas de México, qué soluciones podrían compartir?
RW: A lo largo de nuestra visita hemos visto los mismos problemas que tuvimos nosotros dentro del marco de la industrialización. Pero hay un reto adicional aquí que nosotros no enfrentamos, y es precisamente la escasez de agua en algunas áreas, por eso es que surgieron preguntas sobre la utilización eficiente del recurso, por lo que se debe tomar muy en cuenta su saneamiento y reutilización.
Algo que también aprendimos y que nos dijeron desde la administración pública mexicana es que hay una pérdida enorme de agua potable en las redes de distribución. Nosotros podemos ofrecer muy buenas ideas y soluciones para una administración integral del ciclo del agua. Estamos hablando desde el momento en que se obtiene el líquido, se potabiliza, pasa por la distribución, hasta el cierre del ciclo, cuando sale con desperdicios, o se convierte en aguas negras o residuales.
Por ejemplo, en la inauguración de la planta de BMW en San Luis Potosí, nos dimos cuenta que ésta trabaja ya con un sistema neutral de agua, esto quiere decir que no generará desperdicios en este aspecto.
RM: ¿Qué sectores tienen grandes oportunidades en México respecto del uso eficiente del agua?
RW: Podemos decir que hay tres áreas principales que son interesantes para nosotros en México. Una es la del comercio clásico. Tenemos una base comercial de alrededor de 3 mil 300 millones de euros entre Baviera y México, de hecho, el monto se ha triplicado en los últimos años.
Estamos construyendo sobre bases ya muy sólidas. Claro que este incremento en el volumen comercial con México ha tenido mucho que ver con el hecho de que se han asentado empresas bávaras aquí, como BMW, que implica a la segunda área de oportunidad, que es la manufactura. Pero, aparte del intercambio comercial o de las sedes de producción y manufactura, hay un tercer sector que es muy importante, que es el del intercambio tecnológico y la transferencia de conocimiento. México es el productor más grande de dispositivos médicos en las Américas, al igual que nosotros en Baviera somos líderes en otros ramos como bioeconomía y biotecnología. Ahí podemos tener una plataforma de intercambio con una apuesta de ganar-ganar.
RM: ¿Cuáles son sus objetivos a mediano y largo plazo en México y qué implicaciones tiene la actual coyuntura económica en nuestro país?
RW: Una de las principales metas a corto plazo es intensificar las relaciones comerciales y de producción que ya existen, sobre todo a través de nuestra representación bávara aquí en México. Queremos, dentro de un marco actual y tomando en cuenta las recientes situaciones de proteccionismo, trabajar muy de cerca con el país, porque estamos convencidos de que México es una plataforma que tiene redes fabulosas con todo el continente americano, y gracias a las relaciones y los acuerdos del Pacífico y con la Unión Europea, es una plataforma de mucha utilidad.
En este momento, México enfrenta junto con Latinoamérica situaciones políticas y comerciales muy específicas que han sido todo un reto, pero también Baviera se enfrenta a algo muy similar en la Unión Europea con el tema del Brexit.
La estrategia que están llevando a cabo algunos países para tratar de crecer o hacerse más grandes, aplastando o intentando aplastar a otros, es una política que, a la larga, no va a ser exitosa.
Yo estoy convencido de que un intercambio comercial basado en valores puede ser provechoso para todos. Yo soy economista, y mi corazón sangra cuando me doy cuenta de que países como el Reino Unido o Estados Unidos –que de alguna manera fueron los que crearon las bases para el libre comercio– ahora están tratando de salir de aquello que ya se ha demostrado: que el libre comercio basado en valores es realmente beneficioso para todas las partes involucradas. Es una tristeza ver que los países que nos dieron a economistas como el señor Krueger, uno de los más importantes en Estados Unidos, entre otros que fueron desarrollando estas teorías basadas en el libre comercio y que además demostraron ser efectivas, sean los primeros que quieren abandonar este modelo que realmente funciona. Por ello, nuestra meta a largo plazo es este trabajo en conjunto con México, como el trampolín en el continente americano para los productos bávaros, pero no sólo dentro de América, sino también en la región del Pacífico.
No hay que perder de vista que Theresa May y Donald Trump no son más que políticos, y éstos están en sus puestos durante un tiempo limitado. Al final del día, tenemos que basar nuestras relaciones comerciales en cosas que son mucho más importantes: la sociedad y los valores. Tenemos que hacer relaciones comerciales a largo plazo. No podemos dejar de ver que los políticos son una montaña rusa, hoy suben, mañana bajan; hoy son populares, mañana ya no. Lo que es imprescindible son las instituciones; el país como institución y no los políticos.
Nosotros solemos decir que quien coopera, florece. Y en ese sentido quiero que la cooperación entre el estado de Baviera y México, no solamente crezca, sino que florezca y siga adelante por mucho tiempo.
Agradecemos el trabajo de traducción simultánea de Ángela María Pelzer (schwimmaugen@freenet.de)